Mi abuelo siempre decía que el ser humano tiene la capacidad de olvidar, pero yo tenía la necesidad de saber qué era aquello que él no quería recordar.
«Me paré sobre los lugares donde millones de personas vivieron la tragedia. Intenté imaginarme todo el espanto, la masacre… Y pensé en mi abuelo, un niño de tan sólo 8 años, separado de su familia, siendo completamente torturado. A diferencia de mí, que entré sin que nadie me obligara y con la libertad de salir cuando quisiera. Me sentí orgullosa de mi abuelo pero al mismo tiempo imponente, triste y con mucho enojo. Vine para tratar de entender cómo pudo ser posible, y me quedo con más dudas todavía. Vine en honor a mi abuelo que logró sobrevivir y, sobre todo, para demostrar que realmente no pudieron con nosotros». Tatiana Poznanski, Auschwitz 2019