A sus dieciséis años, Fahad espera poder pasar el verano con su madre en Londres. Pero su padre, Rafia, tiene otros planes: quiere llevarse a su hijo a rastras a Abad, a la hacienda de la familia, en el interior de Pakistán. Rafia pretende convertir a Fahad, un niño sensible, en un hombre hecho y derecho, y enseñárselo todo sobre el poder, el deber y la familia. Para ello, le pide ayuda a un joven de la zona, Ali, con la esperanza de que sea un buen ejemplo para Fachada.
Sin embargo, durante el transcurso de un verano, surge la atracción entre ambos chicos, y Fahad se ve seducido por la naturaleza salvaje de la tierra y de sus habitantes: la gente que venera y critica a su padre; su primo Mousey, que vive solo con un hombre al que llama su «administrador de fincas»; y, sobre todo, Ali, que amenaza con desenterrar todo lo que yacía oculto.
Varias décadas después, Fahad está viviendo en Londres cuando recibe una llamada de su madre, que le pide que vuelva a Abad. Su regreso lo obligará a enfrentarse al pasado.