A principios del siglo XX, con el mito de la modernidad y el progreso en el centro del discurso porfirista, un hecho cimbró la historia de México: entre el 13 y el 15 de mayo de 1911, 303 chinos fueron masacrados por tropas revolucionarias y ciudadanos de Torreón. Se trata de la más grande matanza de chinos en América. Más de un siglo después, sigue siendo equívoco y escaso el reconocimiento de los hechos.
A contraluz de la violencia contemporánea, Julián Herbert ofrece al lector un potente relato que supera la sola descripción de la calamidad. Más que una búsqueda de la verdad histórica, esta versión del «pequeño genocidio» es un intento por restituir dignidad a un grupo de migrantes.